lunes, 26 de noviembre de 2012

El guardián de la nada

La lluvia me envolvía, y cubría con un velo cuanto me rodeaba.

Por lo general no suelen confluir los momentos en que la Naturaleza y la Luz se alían y la oportunidad de salir a intentar atraparlas, en esta salida tuve bastante suerte, buscaba poder atrapar la neblina que se iría perdiendo conforme avanzaban las horas, pero en su lugar encontré un manto de fina lluvia.

Resulta mágico cómo se transforma un paisaje que conoces bien con la presencia de las nubes que lo pintan a su antojo, tan sólo contemplarlo ya me supone dar por buena la salida, si además puedo atraparlo con la cámara, la desconexión es completa.

Hay imágenes cuyo valor es puramente emocional, otras permiten detener instantes hermosos o terribles, y en algunas no hay nada excepcional, pero aun así no carecen de Belleza. Todos antes o después perseguimos la imagen perfecta, el instante de Luz diferencial, el rincón no mostrado, y cuando apenas rozamos la supuesta perfección caemos en relativizar y relegar cuantas miradas menores tomamos con anterioridad. Pero creo que es un error. Hay momentos tremendos, irrepetibles, y otros más cotidianos, pero no exentos de encanto, sin unos no existirían los otros.

Aun así la Búsqueda de lo soñado siempre permanece...




2 comentarios:

  1. Un texto bello que se ajusta perfectamente a la foto que acompaña. Me gusta ese concepto de la búsqueda de la perfección y el momento único. Es una idea interesante.

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias. Llega un momento en que la búsqueda de la perfección es una constante, a todos los niveles.

      Cuando uno se deja fundir en la atmósfera y el ambiente que intenta atrapar, muchas veces la fotografía pasa a un segundo plano, y queda como un mero recuerdo de los instantes experimentados, aunque no por no ser espectacular deja de ser a veces bella.

      Saludos

      Eliminar