jueves, 19 de enero de 2012

Hora dorada




Fueron apenas unos instantes, el sol emanó un aura dorada y las palmas se tiñeron de esa luz. Apenas pude tratar de detener ese momento, cuando regresé ya había comenzado a extinguirse el resplandor.

Era la primera foto de un año que ya concluyó, y ese momento de luz tan especial se grabó en mi mente. Un año después, el mismo día, de nuevo los mismos rayos tiñeron cuanto me rodeaba, me sorprendió reencontrarme con ese instante, aunque esta vez sólo lo grabé en mi retina.

La luz cambia y no hay dos atardeceres iguales, el cielo estará más o menos pintado de nubes. A pesar de todo, estoy segura de que no me engaña mi memoria. Vienen a mi mente construcciones ancestrales cuya orientación estuvo cuidadosamente calculada para que el sol se ocultara el día preciso en una ubicación concreta, Teotihuacán.

La mirada aprende a ver contemplando su alrededor.

martes, 10 de enero de 2012

Azul



Sé que no es una gran foto, probablemente ni siquiera lo sea, soy consciente de todos los aspectos técnicamente mejorables. Pero algo en ella hace que me sumerja y la contemple.

Quizá sea por su valor onírico.

Otro lugar clásico, pero nuevo para mí. Nuevamente un mapa, esta vez no había posibilidad de fallar, y una hora antes de que surgiese la luz ya estaba aproximándome al sitio, pero inevitablemente, me pierdo.
Di con él con suerte tras muchas vueltas, me prometí que mi próxima compra sería un buen GPS.

Esperando descubrir cómo sería ese amanecer contemplo rápidamente el lugar, buscando posibles encuadres, este me gustó, fue de los primeros disparos, pero al no acompañar el viento, me desplacé en busca de mejor suerte.

No fui testigo de espectaculares luces, fue un amanecer azul, sólo un leve rosa ya con el sol alto. Creo que una vez más no me traje fotografías, sino otro tipo de impresiones y momentos menos tangibles si cabe que la luz.