domingo, 21 de julio de 2019

Bálsamo

Realmente fue bastante improvisado. Tan solo un día antes supe que se produciría el eclipse parcial, y que podría apreciarse desde España. Cansancio acumulado, vacaciones que no llegan a serlo, responsabilidades y proyectos a punto de concluir... pero acabo por convencerme de parar a respirar.

No me arriesgo a heroicidades y elijo un lugar cercano probablemente concurrido, pero en esta ocasión, y con la idea que llevaba en mente, las personas que pudieran encontrarse no serían problema para el resultado. Me dirijo al Cabo de las Huertas.

Al llegar, sin prisa, la luna ya había hecho su aparición, luna de fresa. El entorno, complicado para componer, no dio los resultados esperados. Sigo recorriendo un poco más la costa. Y encuentro un pequeño entrante donde la contaminación lumínica no debería ser tan problemática, el procesado tendrá que hacer el resto.



Después de muchas pruebas consigo llegar a un acuerdo con mi equipo, y encuentro un equilibrio entre las posibilidades de mi humilde cámara, la luz y realidad que capta mi mirada y la idea que flota en mi mente.





Y sigo experimentando. Doble exposición, buscando definir la luna eclipsada y captar la magia del momento.





sábado, 16 de febrero de 2019

Mizu to hi

La luz no espera.

Salida y paseo hacia la costa cercana. La búsqueda de una ubicación nueva nos llevó algo más del tiempo previsto, y calculé que no llegaríamos a tiempo de localizar algún encuadre interesante. Así que adapté los planes: opté por aprovechar un lugar cercano al que nos dirigíamos y disfrutar allí de las luces.

Acercándonos a las rocas nada acababa de retener mi atención, por lo que seguimos bordeando la cala un poco más. En un recodo una roca que comenzaba a ser bañada por el sol y el reflejo de éste en el oleaje cautivaron mi mirada. Me apresuré a preparar el equipo, quienes atrapamos luces conocemos la fugacidad de estos mágicos instantes.

Agua, luz, fuego y roca, la energía vibraba. La percepción se centró en absorberla y reconducirla.



En la Vida tenemos proyectos a largo plazo, pero creo que también debemos ser conscientes y aprovechar los chispazos y encrucijadas que pueden suponer reorientar el Camino, ya que pueden no volver a presentarse.

martes, 1 de enero de 2019

Luz de invierno en el Mediterráneo

Frente al arquetipo de Navidad fría, nevada y brumosa, en el Mediterráneo, exceptuando algunos días más fríos y apagados, preside una luz intensa hasta en enero.

Me atraen bastante más las atmósferas frías y nubladas del invierno en otros lugares de nuestro país, tan diferentes de las del lugar en que vivo. Pero todo tiene su momento y su belleza. La luz manda, y le he permitido sobreexponer cuantas zonas ha requerido.


La mimosa se prepara para dar una nota de color en los jardines dormidos, 




Sus flores, todavía sin abrir, son chispas de luz






El invierno es tiempo de preparación, observando la Naturaleza he llegado a ser consciente de que también las personas necesitamos de algún tiempo de sosiego y regeneración para continuar adelante. Los árboles y plantas necesitan ser podados, limpiados y alimentados para resurgir con fuerza y belleza en primavera. Aparentan estar secos, pero la energía está latente. 

Personalmente también necesito de momentos de soledad y descanso para retomar el Camino y los numerosos proyectos que tengo por delante con energía renovada. Descanso, considerado como cambio en la rutina diaria y posibilidad de abordar actividades que las obligaciones laborales no permiten, y que recargan la energía vital. 

Cambiamos de año. Hay ilusiones que seguirán creciendo y fortaleciéndose, y nuevos proyectos quizá harán su aparición. Tomemos aliento.