La luz no espera.
Salida y paseo hacia la costa cercana. La búsqueda de una ubicación nueva nos llevó algo más del tiempo previsto, y calculé que no llegaríamos a tiempo de localizar algún encuadre interesante. Así que adapté los planes: opté por aprovechar un lugar cercano al que nos dirigíamos y disfrutar allí de las luces.
Acercándonos a las rocas nada acababa de retener mi atención, por lo que seguimos bordeando la cala un poco más. En un recodo una roca que comenzaba a ser bañada por el sol y el reflejo de éste en el oleaje cautivaron mi mirada. Me apresuré a preparar el equipo, quienes atrapamos luces conocemos la fugacidad de estos mágicos instantes.
Agua, luz, fuego y roca, la energía vibraba. La percepción se centró en absorberla y reconducirla.
En la Vida tenemos proyectos a largo plazo, pero creo que también debemos ser conscientes y aprovechar los chispazos y encrucijadas que pueden suponer reorientar el Camino, ya que pueden no volver a presentarse.
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