Durante las vacaciones este invierno aprovechamos nuestra estancia en la Sierra de Segura (paraíso natural muchas veces desconocido y muy recomendable) para acercarnos a dar un paseo en torno al Embalse de la Fuensanta. Como suele ocurrir en familia, y además si el grupo es numeroso, directamente cambiamos el chip y nos adaptamos a la luz que encontremos. Al menos no todo estuvo en contra, el viento y las aves (que no tardaron en desaparecer ante nuestra presencia) consintieron en mostrarnos el Todo, permitiendo al agua transformarse en espejo límpido. Creo que si nos atraen tanto los reflejos es por la armonía que transmiten las formas simétricas.
En paisaje no soy demasiado de angular, pero algunos encuadres se ajustaban a ello
Tras las tomas normales de tipo social y reportaje no me cansé de buscar diferentes encuadres al agua, el lugar despedía paz
Muchos detalles captaron mi atención, el agua jugaba cual hermoso caleidoscopio, por lo que he debido hacer uso del recorte dado lo limitado del equipo
Realmente la luz no fue demasiado especial, pero fue una gran suerte que el agua se nos ofreciese como un espejo, al día siguiente pasamos junto al embalse en coche para hacer otra ruta, y una suave brisa ondulaba el agua, quizá durante un amanecer o un atardecer el aire (o hasta incluso el color) tampoco estuviese de nuestro lado, por lo que siempre hay que saber aprovechar el momento. A pesar de todos seguimos en búsqueda...
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